
El primer gran estudio sobre seguridad del paciente, publicado hace 25 años1, ya señalaba que los eventos adversos debidos a error diagnóstico duplicaban los causados por fármacos. Ha tenido que transcurrir ese tiempo para que el error diagnóstico deje de ser un «elefante invisible» en la habitación de la seguridad, tras la consideración de área de intervención prioritaria por parte de la Organización Mundial de la salud (OMS), y la publicación en 2015 del informe Mejorando el diagnóstico en la atención 2, donde se reconoce «la necesidad de convertir al error diagnóstico en un imperativo moral, profesional y de salud pública», al ser el problema más frecuente y con mayor probabilidad de producir daño en materia de seguridad…