“Este proyecto ha sido financiado a cargo de los fondos para las estrategias del Ministerio de Sanidad que fueron aprobados por el CISNS como apoyo a la implementación de la estrategia frente a enfermedades neurodegenerativas (incluido ELA)”.
Según el DSM-V, el término demencia o en su nueva terminología, trastorno neurocognitivo mayor (NCD mayor), hace referencia a un síndrome adquirido de inicio insidioso que ocasiona un deterioro cognitivo significativo capaz de interferir en la autonomía del individuo para las actividades cotidianas. Junto al deterioro cognitivo acontecen síntomas psicológicos y alteraciones conductuales (SPCD), con importante repercusión en la calidad de vida tanto de pacientes como familiares cuidadores.
Los SPCD son un conjunto heterogéneo de REACCIONES PSICOLÓGICAS, SÍNTOMAS PSIQUIÁTRICOS y COMPORTAMIENTOS debidos a la presencia de demencia. Pueden constituir los síntomas más disruptivos, generando mayor sufrimiento en pacientes, sus familias y cuidadores. Los SPCD se presentan hasta en el 80 % de los casos de demencia, siendo los trastornos más frecuentes depresión, apatía y ansiedad (López-Pousa S y col., 2007). Todo ello complica el curso evolutivo de la enfermedad, siendo causa frecuente de institucionalización precoz, hospitalización y necesidad de tratamiento farmacológico psicotrópico que en ocasiones puede empeorar el déficit cognitivo.
En su aparición y mantenimiento influyen una amplia variedad de factores: predisposición genética, psicobiografía, neurodegeneración propia de la demencia, factores ambientales, sociales y somáticos.
Los SPCD constituyen uno de los principales agentes generadores de estrés, afectando negativamente a la calidad de vida tanto del paciente como de sus cuidadores (Craig D y cols., 2005; Shin IS y cols., 2005).
Por todo ello, la frecuencia de SPCD y su potencial efecto negativo sobre paciente y cuidador nos obliga a una búsqueda activa y continua en todos los pacientes con diagnóstico de demencia, y a su tratamiento precoz más adecuado, farmacológico y no farmacológico, independientemente del estadio de la enfermedad.
Su diagnóstico temprano permite instaurar un tratamiento adecuado y prevenir la aparición de otros SCPD. Dicho tratamiento requiere un abordaje complejo multidisciplinar con intervenciones eficaces tanto farmacológicas como ambientales y psicosociales.
El curso pretende ofrecer una aproximación sistemática y multidisciplinar para la prevención, diagnóstico, valoración y abordaje farmacológico y no farmacológico de los SPCD.
El abordaje precoz de los SPCD exige realizar una búsqueda activa y continúa basada en la anamnesis y en la observación. Partiendo del SPCD primario o desestabilizador, se establecerán hipótesis sobre su génesis con la finalidad de prevenir su aparición o y/o desarrollo de secundarios SPCD, mediante tratamientos específicos basados en la modificación del entorno/conducta, fármacos adecuados, terapias no farmacológicas y evaluación continua. Se plantea un abordaje multidisciplinar y global que tenga en cuenta factores biológicos, psicológicos y sociales, con la finalidad de evitar la medicalización excesiva o inapropiada, así como de atender a la sobrecarga del cuidador.
El asesoramiento y apoyo al paciente y a sus cuidadores contribuyen a evitar la aparición de los SPCD, integrándolo en un plan de cuidados centrados en la persona, cuya finalidad es el bienestar y la calidad de vida del paciente y de sus cuidadores.