Cambios en la vida cotidiana gracias al PEPSA

El aspecto más señalado por los pacientes en sus entrevistas con Nuria Romo y Mónica Poo ha sido la posibilidad que el PEPSA les ha dado de romper con la carrera de consumo, lo que supone poder dedicar ese tiempo a otras cosas y sobre todo no destinar tiempo a pensar de dónde sacar el dinero para la dosis de heroína en el mercado ilegal.

Romper la carrera de consumo, lleva consigo reorganizar el tiempo, plantearse la búsqueda de formación o trabajo, es decir, la inserción en una nueva cotidianeidad. Todos han señalado cambios en su vida cotidiana que afectan al trabajo, a su economía, a las relaciones con las familias y amigos y a su estado de salud psíquica y física.

Ocupar el tiempo en torno a la inyección

Una de las cosas más interesantes es cómo las personas participantes en el PEPSA, han construido su cotidianidad incorporando la asistencia a un ensayo clínico de administración de heroína que exige su presencia en un centro hospitalario dos veces al día en una determinada franja horaria.

A partir de su permanencia en este ensayo clínico, cuando la sustancia y su administración está garantizada, las horas destinadas anteriormente a este fin deben ser ocupadas en distintas tareas. Esto supone un trabajo de organización y de ruptura con estilos de vida muy arraigados.

El trabajo en la vida de los pacientes

La búsqueda de empleo, la formación o el trabajo, quien lo tiene, ocupa parte de la actividad diaria de las personas del PEPSA.

1. Las más llamativas es la organización del día entre las personas que trabajan por cuenta ajena. Las estrategias de compaginación de un trabajo y el PEPSA, son variadas: trabajo en hostelería esporádico que permite horarios flexibles o trabajo nocturno.

2. Varias de las personas entrevistadas se encuentran realizando cursos de formación diarios por la mañana que pueden ser incompatibles con una de las franjas horarias de la inyección en el PEPSA, en este caso la estrategia de organización supone el prescindir de una de la inyección, a través de la estabilización de una dosis única de heroína.

3. Otros de los casos apreciables entre los pacientes son las personas que realizan trabajos por cuenta propia “no normalizados” y comunes entre población usuaria de drogas ilegales como es el caso de los aparcacoches o de la mendicidad. En la actualidad, hay una disminución de horas en el desempeño de estos trabajos, unas horas al día, como si de una media jornada se tratara para conseguir el dinero que les cubra necesidades básicas de alimentación para ese día. Tienen sus clientes fijos, personas o que les dan comida o que confían su coche en el aparcamiento. Las horas destinadas a estos trabajos disminuyen notablemente y no se compaginan con actividades delictivas que antes se desarrollaban para poder costear un consumo que nunca aplacaba el craving de heroína. Ahora las necesidades han cambiado y el dinero conseguido se destina sobre todo a alimentación y tabaco principalmente.

4. El resto de personas organizan su vida en las tareas del hogar y la búsqueda de trabajo o cursos de inserción laboral a través de la entrega de curriculums en lugares sonde esperan conseguir un empleo.

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